martes, 23 de julio de 2013

Era lo más hermoso

Era lo más hermoso que había visto nunca. Olía bien y llevaba la melena larga peinada hacia atrás con una cinta blanca. Brillaba tanto que tenía que entrecerrar los ojos. Dio un paso indeciso hacia ella, dudando de que le estuviera permitido participar en tanta belleza. Ella extendió los brazos en señal de que así era y él se arrojo en ellos con paso rápido. Lejos de lo negro, lejos de la maldad. En cambio, se veía ahora envuelto en lo blanco, en luz, en el aroma floral y la suavidad sedosa del cabello en su mejilla.
-¿Ahora sí eres mi madre?- pregunto por fin dando un paso atrás, aunque a su pesar. Ella asintió-, ¿Seguro?-Él temía que alguien entrase de pronto y lo destrozara todo con un comentario brusco, que le desvelara que estaba soñando, que alguien tan maravilloso no podía ser la madre de alguien con él.
Pero no se oyó ninguna voz. Y ella volvió asentir y él no pudo contenerse. Se arrojo a sus brazos y sintió que no quería dejarlo nunca, nunca jamás. En algún lugar recóndito de su cabeza se hallaban otras imágenes, otros aromas y sonidos que querían aflorar, pero se sumergían en el perfume floral y el rumor de su ropa.Intentó ahuyentarlos. Los obligó a esfumarse y lo sustituyo por lo nuevo, lo fantástico, lo increíble.
Alzó la vista hacia aquella nueva madre y el corazón se le aceleró de felicidad. Cuando le cogió la mano y se le llevó de allí, él la siguió lleno de alegría.


-Camila Läckberg-

No hay comentarios:

Publicar un comentario