lunes, 28 de abril de 2014

Estoy vivo

Una inmensa sensación de calma interior me invadió. Sentí una especie de presencia a mi lado. Miré y vi el rostro de mi Muerte; no era la muerte que yo había sufrido momentos antes, la muerte creada por mis terrores y por mi imaginación, sino la verdadera Muerte, amiga y consejera, que no me dejaría ser cobarde ni un solo día de mi vida. A partir de ahora, ella me ayudaría . No permitiría que yo dejara para más adelante todo aquello que podía vivir ahora. No me dejaría huir de las luchas de la vida, y me ayudaría afrontar el Buen Combate. Nunca más, en momento alguno, me sentiría ridículo al hacer cualquier cosa. Por que allí estaba ella, diciendo que cuando me tomará de las manos para viajar  a otros mundos, no debería cargar conmigo el mayor pecado de todos: EL ARREPENTIMIENTO...
-Paulo Coelho-


Jesús



Yo no estoy clavado a esta cuz y tampoco te veo ahí.

Esta cruz está vacía y así debe permanecer para siempre, por que el tiempo de la Muerte ya pasó y un dios resucita ahora dentro de mí. Esta cruz era el símbolo del Poder infinito que todos nosotros tenemos clavado y muerto por el hombre. Ahora este Poder renace a la vida, el mundo está a salvo y soy capaz de obrar Milagros. Porque recorrí el camino de las personas comunes y en ellas descubrí Tú propio secreto. También Tú recorriste el camino de las personas comunes. Viniste a enseñar todo lo que éramos capaces y nosotros no quisimos aceptar. Nos  mostraste que el Poder y la Gloria estaban al alcance de todos, y esta súbita visión de nuestra capacidad fue demasiado para nosotros. Te crucificamos porque somos ingratos con el Hijo de Dios, pero también por que teníamos miedo de aceptar nuestra propia capacidad. Con el tiempo y la tradición, volviste a ser sólo una divinidad distante y nosotros retornamos a nuestro destino de hombres.

-Paulo Coelho-