jueves, 19 de marzo de 2015

Lo que creo

No logró hacerme cambiar de idea. ¿Qué iba a ser de mí si no aprovechaba esa oportunidad? ¿Dónde quedaría mi autoestima? Sólo las chicas jóvenes podían permitirse el lujo de esperar algo mejor. Tenía la oportunidad de conservar el respeto por mi misma y de ser respetada por las demás. Podría pasar el tiempo sin tener que preocuparme por el lugar donde viviría al mes siguiente, o al año siguiente o cuando fuera vieja. Tendría horas de ocio para sentarme en el jardín y reflexionar sobre mi vida, mi carácter y mis recuerdos de... Podría formarme opiniones y debatirlas de igual a igual con mi marido. Ningún hombre es perfecto. Yo tampoco soy perfecta. Los dos nos encontraríamos con nuestros defectos y juntos aprenderíamos a perdonarnos y aceptar nuestros fallos. Los dos llegaríamos cargados con nuestros dolor y nos consolaríamos mutuamente. Traeríamos con nosotros nuestras esperanzas, algunas imposibles y otras excesivamente sentimentales, y seríamos capaces de satisfacer algunas, tal vez incluso con un hijo. Si... no era muy rico, al menos podríamos disfrutar de nuestra comunión espiritual, que es algo que no se compra con dinero, y tendríamos amor, no un amor apasionado, sino otro amor que sería nuestro. 


Ese amor perduraría y nos permitiría apoyarnos mutuamente para superar las dificultades que pudieran sobrevenirnos.

-Amy Tan-

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