lunes, 24 de febrero de 2014

El cartero



El cartero del pueblo se sentía un hombre importante.Cuando pedaleaba en su bicicleta, resoplando cuesta arriba por las calles, sus piernas eran ligeras. Si la llovizna lo perseguía, levantaba la frente. Estaba contento de guardar un secreto. Los secretos hacen crecer a las personas y les otorgan valores insospechados: la nobleza de aprender a callar aquello que sabemos, la complicidad con alguien, la certeza de que somos diferentes. Miguel era un muchacho de diciseis años que llevaba una cartera de cuero llena de correspondencia. Su única posesión era la bicicleta que su padre le pintaba de azul todos los veranos. Muy poca cosa. Eso era lo que creían los vecinos. Él sabía que la carga de papeles escritos eran  un tesoro.No había sido fácil acostumbrarse a la ilusión con que la gente esperaba su presencia. Las noticias lejanas llegaban con él. Palabras de amor, anuncios de muerte, hechos cotidianos, avisos inesperados...





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